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Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: «Quiero. Ya has quedado limpio.» Y al instante su lepra desapareció. Entonces Jesús le dijo: «Ten cuidado de no decirle nada a nadie. Más bien, ve y preséntate ante el sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó,(A) para que les sirva de testimonio.»

Jesús sana al siervo de un centurión(B)

Al entrar Jesús en Cafarnaún, se le acercó un centurión, y le rogó:

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